Nos demos cuenta o no, tendemos a repetir hábitos y fórmulas de comportamiento en diferentes contextos y etapas en nuestra vida. Esto es en parte, como me lo compartió alguna vez un Lama budista, porque “somos seres terriblemente repetitivos”.
De diferentes formas buscamos volver a vivir (así como evitar) tipos y secuencias de momentos que nos fueron significativos en algún momento de nuestras vidas. Las experiencias que vivimos no son la excepción.
Un ejemplo
Hace algunos años, en la final de la era de los 90s (ósea cuando tenía pelo y era adolescente), me gustaba mucho ir a descubrir nueva música en las tiendas de CDs y cassets (Saharis, Mixup, etc). Me gustaba perderme y escuchar los discos que tenían disponibles para escuchar en mostradores con audífonos. Ir por filas de CDs viendo portadas e imaginándome como sonarían, acercándome a los dependientes de la tienda (arriesgándome a que me trataran con desdén) por orientación y recomendaciones.
En aquel entonces no había muchas maneras de descubrir música. Especialmente para aquellos, que como yo, nos tildábamos de alternos. Para salirse del gusto comercial y descubrir cosas nuevas había que sintonizar el programa de radio o tele (MTV) a la hora correcta, ir a la casa de amigues y conocidos para escuchar algo nuevo, conseguir revistas y fanzines raros, o simplemente atreverte a comprar un disco nuevo confiando ciegamente en una portada o recomendación.
Plataformas como Napster facilitaron un tanto la búsqueda, pero aún así era muy complicado y tardado descubrir algo nuevo (y conseguir todas las canciones de determinado album).
Hoy en día casi nada de eso es necesario. Uno tiene al alcance de la mano catálogos completos de música, playlist armados a la medida, influencers especializados con recomendaciones de todo tipo, amigues ociosos y generosos que comparten enlaces a sus nuevos descubrimientos, etc.
Entonces ¿Por qué carajo entonces existen cada vez mas tiendas de vinilos y casetes? ¿Por qué en épocas donde todo se puede conseguir (casi) gratis hay cada vez mas personas buscando consumir música en estos formatos?
Hay muchas razones para este fenómeno por supuesto, pero un ángulo de análisis (y parcial respuesta) es que estas tiendas proveen la posibilidad de tener una experiencia similar a la que muchos adultos tuvieron cuando eran mas jóvenes.
Visitar una tienda de vinilos puede ofrecer, en parte por supuesto, un símil a la experiencia que alguna vez tuvimos en otras épocas. Uno puede ir a buscar música, mirar, preguntar, a veces escuchar, descubrir y comprar o no comprar nada.
Hay muchas barreras para poder disfrutar este tipo de experiencia, una siendo por supuesto, el alto precio a pagar por un vinilo y su respectivo sistema de sonido, así como de la barrera que para muchos representa la interacción con personas en este tipo de espacios (así es, uno tiene a veces que preguntar y platicar con extraños, cosa cada vez mas rara).
Si bien este es un gusto particular a ciertos segmentos socioeconómicos y demográficos de las sociedades, es de cualquier forma un buen ejemplo de lo que trato de ilustrar: Nuestro gusto culposo de repetir (de alguna forma) aquello que consciente o inconscientemente añoramos.
¿Que otros ejemplos de este fenómeno podemos identificar?
Seres de repetición
¿Qué otra cosa son las experiencias de entretenimiento sino un intento por (re)generar momentos y espacios de emoción, libertad, conexión, descubrimiento y/o imaginación como los que vivimos alguna vez?
De niños necesitamos relativamente poco para tener una “experiencia inmersiva” bastaba algún espacio, buenos amigues e imaginación. Ya de adultos perdemos o nos volvemos perezosos con algunas de estas capacidades y vamos encontrando otras formas de vivirlas.
Por eso nos vemos en la necesidad de “contratar” experiencias que nos den el permiso y los estímulos necesarios para volver a vivir estos estímulos y emociones.
Creo que el cine, los festivales de música (especialmente los de corte chavorruco - osea casi todos), las experiencias inmersivas, los escape rooms, los restauranteantros, algunas drogas recreativas, los cafes estetas, etc. de alguna forma capitalizan esta necesidad que tenemos de repetir actividades, momentos, estados de consciencia y descubrimientos que tuvimos de mas jovenes o infantes.
Bajo esta perspectiva te invito a preguntarte, ¿qué momento(s) estas ayudando a alguien a revivir a través de las experiencias o servicios que facilitas? O bien ¿que tipo de momento estas buscando revivir al asistir a las actividades o experiencias que vives?
Analizar tus respuestas puede ayudarte a hacerlo mejor y/o elegir con mayor conciencia las actividades recreativas que decides realizar… y quien sabe, quizás ahorrarte alguna sesión de terapia por ahí.
Nos leemos pronto.
mm.