Una de las muchos impactos culturales que tuve en mi vida en Holanda se dió en el ámbito laboral.
Yo ya había aprendido y adquirido el hábito de la puntualidad holandesa, que aparte era muy cercano a lo que se me había educado en familia. Las reuniones sociales o académicas tenían una hora pautada, la cual se agendaba normalmente con dos semanas de anticipación y se seguía al pie de la letra.
Algo muy similar sucedió cuando empecé a trabajar para TU Delft y la Fundación de Bill & Melinda Gates, todas las reuniones se agendaban y los horarios de comer se respetaban. Pero lo que me causó shock fue aprender lo mal visto que era trabajar después de las horas de trabajo, daban las 6 y todo el mundo, sin excepción, se iba a su casa. En más de una ocasión me quise quedar en la oficina tratando de resolver o mejorar alguna cosa, pero mis compañeros y amigos, que se les daba muy bien eso de ser honestos a la holandesa, me regañaban con cariño.
Alguna vez platiqué más a fondo del tema, no entendía porqué les causaba tanta aversión el hecho de trabajar más de la hora. Me explicaron entonces que quedarse más de la hora era mal visto no porque no bienvinieran el esfuerzo extra ni los intentos por llegar a la perfección, sino porque denotaba una mal organización del tiempo dentro de la compañía, lo peor dentro de una empresa holandesa era ver que todo el mundo se fuera tarde, porque significaba que nadie estaba aprovechando ni haciendo lo necesario por aprovechar el tiempo (que es el recurso más importante de todos) de manera eficiente.
Trabajé cerca de dos años con mis muy queridos colegas holandeses, varias ocasiones tuvimos que llevarnos trabajo a casa o trabajar los fines de semana, pero nunca bajo una sensación de que eso era normal, sino como una excepción en una situación extraordinaria. Varios seguíamos avanzando de alguna manera u otra en el trabajo en nuestro tiempo libre, leíamos libros, investigábamos más cosas, etc. Pero siempre dentro del entendido que era nuestra elección personal, no una obligación laboral.
El respeto al tiempo ha sido algo que siempre he tenido presente y del cual aprendí mucho en mi experiencia holandesa. Muchas veces han sido las que, con gusto, he trabajado mucho más de la hora o durante mis fines de semana, pero siempre he mantenido en perspectiva la idea de hacer lo posible por ser eficientes con el tiempo destinado al trabajo. Considero que es igual de importante el descanso o la desconexión de las labores, ya que son las que nos mantienen sanos, nos ayudan a conectar nuevas ideas y nos recuerdan del valor real de vivir.
Veo en varios amigos y colegas el hábito de alabar el tiempo extra dedicado al trabajo, algo que ven como un sinónimo de hacer cosas extraordinarias o de calidad, algo que asocian con algún arquetipo de éxito tipo Silicon Valley. Lo respeto, pero de manera respetuosa me pronuncio en desacuerdo, considero que debemos de trabajar para construir empresas y organizaciones humanas que usen recursos no renovables (como el tiempo) de manera eficiente y eficaz. Y claro, quizás eso nos lleve muchas horas extras de trabajo y fines de semana sin parar, pero no se debe de confundir el esfuerzo con la normalidad.
Espero que este correo te encuentre disfrutando, como a ti más te guste (puede ser inclusive trabajando) tu tiempo libre.
mm.