Nuestra vida conceptual se centra en un ciclo eterno, el cuál creo que es parecido al siguiente:
Constantemente giramos así:
Creemos en algo, puede ser algo tan básico como que la tierra sobre la que pisamos es firme.
Sucede algo que genera duda y destruye la creencia, por ejemplo, un sismo.
Este acontecimiento genera un periodo de incertidumbre, donde ya no se tiene una creencia fija.
A través de explicaciones, observaciones y el análisis de nueva información generamos una nueva creencia, por ejemplo, el entendimiento conceptual de cómo los sismos son causados.
Este ciclo en términos generales se puede aplicar a cualquier situación de la vida diaria y conceptual. A veces sucede en cuestiones banales (eg. En la explicación que buscamos cuando algo se cayó de alguna mesa de manera sorpresiva), o bien, en cuestiones más fundamentales (eg. En la explicaciones que buscamos cuando nuestra seguridad se encuentra en peligro).
Los acontecimientos ocasionados por el COVID-19 han generado cuestionamientos e incertidumbres grandes y fundamentales respecto a nuestra forma de vivir. Podemos ver, como de manera general como sociedad, estamos pasando por las fases de incertidumbre y adaptación para establecer un nuevo normal.
De manera personal este ciclo se puede repetir constantemente. Es el que fundamentalmente seguimos cuando vemos las noticias, por ejemplo. Estamos en una fase de incertidumbre y buscamos anclas o cosas ciertas sobre las cuales podamos adaptarnos y generar una creencia aceptable de vida, una que nos permita seguir adelante y continuar existiendo.
Existen muchas aproximaciones respecto a la actitud adecuada que debería de tener una persona frente a este ciclo. Podríamos decir que las prácticas relativas a la meditación y todas aquellas que buscan centrar la mente en el presente y en aquello que puede realmente controlar son acercamientos saludables para seguir este ciclo sin perder la cordura.
Algo importante de este ciclo es saber que estamos constantemente en él, y tratar de ser conscientes sobre el tipo de información y prácticas que utilizamos para pasar de la incertidumbre a la acción y a la nueva creencia. Por nombrar algunos ejemplos, este proceso se puede llevar acabo de las siguientes maneras:
El consumo compulsivo de noticias, buscando anclas o certidumbres que impulsan la adaptación hacia la nueva realidad.
La búsqueda de explicaciones filosóficas, religiosas y/o políticas que faciliten la explicación de la nueva realidad.
Estos procesos no tienen nada de malo o bueno, se van a llevar acabo en tu cabeza lo quieras o no. Por tanto es muy importante estar atentos a cómo este proceso se lleva acabo en nosotros mismos, y sobre todo estar atento al tipo de información que buscamos para detonarlo.
La necesidad de generar una nueva creencia puede ser traicionera y llevarte a aceptar como ciertas cosas que no lo son, a ignorar cierto tipo de información o a rechazar lo que contradiga lo que tan desesperadamente queremos creer.
Que la fuerza de las creencias sanas estén con todos nosotros.
mm.
*El ciclo de la creencia está inspirado en parte en Ideas y Creencias de Ortega y Gasset.