De todo se puede aprender algo.
El último mes tuve la oportunidad de armar un rompecabezas con mi familia. Bueno, si les soy sincero el ejercicio fue más bien ayudarle a mi mamá a hacerlo cuando tenía algún tiempo disponible. El intentar resolverlo, y sobre todo el ver cómo ella lo hacía, me dejó aprendizajes que no esperaba tener.
Han sido cosas que he tratado de mantener presentes en mi día a día. Les comparto algunas por si resuenan con ustedes también.
Si no es la pieza, no es la pieza, tratar de hacer que algo que no va a funcionar encaje es totalmente inútil.
Pensar que no hay solución es inútil, solo hay que seguir intentando.
Si no encuentras una pieza, lo mejor es buscar otra, lo importante es nunca dejar de buscar.
Si no estás concentrado, lo mejor es dejarlo, hacer otras cosas y volver en otro momento.
La suerte está disponible solo para el que no deja de intentar.
Hay veces que la pieza que estás buscando puede no parecerlo en un inicio, a todas hay que darle oportunidad.
Es importante tener un método para encontrar las piezas correctas, pero es igual de importante saber cuándo romperlo.
A veces si tan solo giras una pieza, cabe.
En todo hay patrones.
Si te diviertes el proceso siempre será más fácil.
Nada es obligatorio, puedes dejarlo cuando quieras, siempre habrá otros problemas que resolver.
En equipo siempre es mejor.
Enfocarte en una pieza a la vez te lleva a 1,000.
En 5 minutos puedes lograr más de lo que haces en una hora si te dejas llevar y te olvidas de tratar de tener éxito.
Que las piezas correctas estén siempre en tu camino.
mm.