En su raíz la palabra crisis significa división o decisión. En otras palabras, una crisis es una situación en donde algo que parecía unido se rompe o se separa, dando la oportunidad de analizar cosas que antes no eran tan evidentes utilizando crítica y criterios (más palabras que comparten la misma raíz).
La crisis del COVID ha develado muchas cosas que antes no veíamos por considerarse dadas y normales. Aspectos como la seguridad y el movimiento han cambiado muchísimo y han develado cosas que ya estaban ahí pero a las cuales no les prestábamos quizás la atención que se merecen.
Una de las cosas que la crisis ha develado y que quiero analizar brevemente hoy es el cuidado y responsabilidad mutua.
El COVID nos ha hecho reducir drásticamente la cantidad de personas con las que convivimos de manera directa habitualmente. Algunos tienen la fortuna de poder estar cerca de su familia y de formar un cúmulo cerrado de personas con las que se tienen contacto; otros han formado grupos pequeños de amigos en los que existe la confianza suficiente como para convivir, otros pocos están más aislados, pero aún así conviven de manera directa con ciertas instituciones o personas con las que tienen confianza.
En otras palabras, la crisis nos ha orillado a seleccionar y reducir los grupos sociales con los que tenemos contacto físico directo. En estos grupos existe algo que antes de la crisis no era tan evidente, la necesidad del cuidado mutuo y de tomar decisiones que reduzcan la exposición de los individuos al virus y reduzcan así el riesgo comunal que todos podrían sufrir.
Hoy, cuando sales al super o decides ver a alguien, no solo se decide por el hecho como tal, sino por el riesgo al que expones a tu grupo cercano. Esto, si bien aplica en ciertas medidas para nuestro contexto antes de la crisis, ahora es mucho más radical y evidente. De tal manera que, somos individuos si, pero somos individuos que mantienen cierta sanidad mental gracias a la confianza en las decisiones que toman personas al salir o convivir con otros.
Estamos formando comunidades que, de manera moderna, retoman los aspectos primitivos que causaron la formación de comunidades en un primer lugar, aquellos de formar grupos cerrados en donde existiera convivencia en pro a la lucha contra una adversidad exterior.
Este frágil balance se puede romper muy fácil, y creo que es uno de los aspectos que más causa estrés y angustia dentro de la crisis.
Estamos formando nuevas comunidades y dentro de ellas habrá nuevos lenguajes, mecanismos y dinámicas que habrá que explorar y criticar en su momento para asegurarnos de que estemos construyendo un mundo seguro si, pero también disfrutable, nutritivo y positivo para todos.
Que la fuerza de las comunidades esté con todos nosotros.
mm.